tres meses de estancia en pnohm penh, con la tarea profesional de rehabilitar un edificio con cambio de uso, es la historia que ofrecemos contar de este occidental tan poco preparado a los hechos fantásticos, minúsculos y serenos que están por acontecer...

29 noviembre 2008

weird fishes

Ya en su casa, la cena tornó algo raro; las luces cercanas de Times Square, hasta llegar a la casa, parecían algo espectrales, un ruido luminoso que no estaba dirigido a nosotros pero que nos invadía. Ya en su casa, los comensales de variadas naciones y erráticas direcciones comenzamos a sonar. Como un hilo de violín, comenzaron a sonar ruidos raros. Agradables a veces, raros. Rusia a lo lejos, limaduras nasty a lo lejos de alguien desconocido. Una emoción especial que lo agitaba todo y que me ruborizaba se teñía en aquel apartamento de la planta 12 de pasillos clínico-oficinales con Doorman en hall maleducadamente grande y un acabado en las puertas del ascensor de años de ostentación y de ideología de Bill Cosby. De repente la cena daba un giro y el sabor excitado pasaba a ser una ola, o mejor una onda, que me movía el pelo en gel de marea de baño.

Salimos de casa - decidí salir de casa - para aprovechar el aire frío que despierta y anestesia. A disipar lo que fuera que irradiaba. Fuimos a HalfKing en la 23 y la 10. Me contaba él mientras llegábamos que estaba haciendo el proyecto de un edificio para criogenizar personas. Así de simple (1). El futuro es puro pasado, los futuros son puro pasado, las palomitas y el socialismo son dos formas de pasar la tarde. Llegamos y Radiohead caldea las cabezas. Al menos alguien grita (2). Mientras tanto mantengo una conversación a cada vez menos milímetros de la sorpresa con un cabello rubio erizado y una naturalidad que serían propios de algún Pepe en alguna Feria que fuera de Sevilla. De repente es lo mismo cuatro que varios, o mucho que cualquier cantidad. Aquí y allí, dentro y mañana, todo el mundo o cualquiera. La noche seguía oscilando alrededor de ninguna parte ahora con cigarrillos finos y yo con ganas de irme. A mezclarme en la sopa de los normales, a volver al ruido del metro. Las normalidades son tan grandes como los centros comerciales y hay infinitas razas. A veces colapso con unas que viven en el Financial Analysis de los Financial District, con trabajos tan diferentes como una tarjeta gráfica y su café gracias, con pasados de estepa y Saba, con hábitos que fueron prohibidos y luego institucionalizados. Menos mal que Radiohead se queda y lo tengo, se mantiene, lo puedo escuchar: sigue, se depura, lo puedo poner bajo la luz del flexo que hay en la mesilla de noche al lado de mi cama.

(1) www.timeship.com y "Stephen Valentine" en google y sale
(2) La canción es Weird fishes

(disculpad este tipo de escritura automática, estoy probando a ver si sale algo)

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

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04:34

 
Blogger Alejandro de Castro said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

05:14

 
Anonymous Anónimo said...

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05:32

 
Blogger Alejandro de Castro said...

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05:34

 

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