Nueva York 3: lento
Esta tarde fuimos a ver de nuevo el Guggenheim, ya restaurado. Tenía colores crema que endulzaban el frío del ocaso de la tarde. Fuimos andando - Curro, Jesús, Jose y yo - hasta la 81 para ir al este y ver el norte de Roosvelt Island desde Manhattan. Atravesamos un par de décadas y seguimos paseando por edificios de Alemania de entre guerras, vecinos de Bill Cosby y regalos de navidad propios de John Corleone recién llegado de la guerra. Seguimos adentrándonos hacia un borde que parece no existir en Manhattan pero que es real: allí, empedradas y y construidas, hay olas y gaviotas. Recordé ligeramente a Camús y al mar y miré al oeste donde está el Oeste y donde aun más lejos, justo donde estoy yo, vuelve a estar el otro lado del mundo.
Volvimos mientras el frío se acorazaba. Fuimos a un deli en la esquina de la 81 con la 1a y allí ví a niños en silleta, una panadera negra de ojos muy negros y bebí un chocolate caliente con un bollo de leche. Con la cadencia de un Nueva York que siempre puede volver a cambiar sólo para tú que puedas presenciarlo, me recogí en el autobús y regresé a la casa, a mi habitación, a mi ventana.
2 Comments:
tienes un blog precioso
17:24
qué piensas de esto
http://www.youtube.com/watch?v=qKhudj07m_E
03:26
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