tres meses de estancia en pnohm penh, con la tarea profesional de rehabilitar un edificio con cambio de uso, es la historia que ofrecemos contar de este occidental tan poco preparado a los hechos fantásticos, minúsculos y serenos que están por acontecer...

12 septiembre 2009

span

Ya ni me acuerdo de lo que me acuerdo. Después de visitar el Centro de Rio con Mark, Luis y Beatriz, después de Galería Progetti, después del Forrock en Democrático, de la conversación sobre arte en aquel estudio de Lapa y las dos musas de piel de jaguar, de la Casa das Canoas, de la conspiración de los futuros, de mi visita accidentada a Niemeyer, del comentario exquisito de Mark, de las prostitutas viniendo acompañadas a mi hotel decente, de la cena desorganizada en Santa Teresa, del precioso almuerzo en el Forte Copacabana, de mi visita al ayuntamiento, después de todo eso, sin apenas haber dormido ya no sé porqué, recogí a una persona en el Palace y salimos hacia Sao Paulo.

Desde entonces, casi no me acuerdo de qué pasó: trabajo intempestivo en Fassano, cena en Galería Vermelho, comida taquiquárdica en SESC, encuentro en Escola da Cidade y Afro Beat para quemar los últimos restos de barbecho, paseo hacia el heliopuerto que nunca usé, cena con da Rocha que no tuve, paseo maravilloso por Artigas, Rocha, almuerzo en Bo Bardi (Ibirapuera), visita a Avenida Paulista y almuerzo en COPAN algo más cansado pero bendecido por la educación cayendo a plomo. Llamadas a medias palabras para eludir otro café, esperé en IBIS sin que llegasen a quedar conmigo y me mudé extasiado el día 6 a mi nueva habitación con una maleta que no necesita check in y mi pequeño mundo ridículo repartido por cajas de cartón y el paisaje salvaje Paulista de fondo.

Después de eso, casí ya no me acuerdo qué pasó: una avalancha de trabajo y presiones llegaron desde occidente y me golpearon la cara, con retazos de restaurantes, librerías y algunos paseos que compartí con mis pocas horas de sueño. Este barrio, esta ciudad, este continente está a la misma distancia de todo estrés y las calles son iguales que las de Phnom Penh en Febrero de 2005 o las de Nueva York de mayo de 2007. Tengo la visión de mercurio pesado oscilando en una bandeja enorme iluminada por luz de Club, y también la de un túnel de colores que viaja a más velocidad que mi nervio óptico; no acabo de asistir a todo lo que vivo y la gravidez de una historia paralela que es el backup de esta historia se mueve inquietante y firme.

Ay que ver esto de no poder ni recordar lo que acabó de pasar, es como si mudase de corteza tanto que lo normal fuera estar descascarado