el metal roido de cualquier memorable espada
Este lunes pusieron la valla para comenzar con las obras en el edificio. Despues de tanto papel, veo la primera accion que moviliza personas (hace mover sus musculos), camion y martillos. Tenia ganas de experimentar esta parte del trabajo, en la que se oberva la realidad practica. Un poco alejado de la especulacion. Al final los asuntos sencillos y tupidos hay que resolverlos si uno quiere llegar a un gesto claro, una proposicion evidente.
En fin, estiro hasta lo indebido el hecho sencillo de que las obras comienzan y me gusta estar ahi. De alguna forma esto se llama rutina, y de alguna forma no he aterrizado; como si hicera una excursion en un puente, tengo la sensacion doble de estar entre Sevilla y Sevilla, y de estar en Phnom Penh.
Pero bueno, la hora de la siesta no es la mejor para estas consideraciones de taza de te y humo espeso. Igual que la obra y pese a reticencias casi indelebles, ahora toca ser practico. Por mucho que quiera decir, el hecho es que el trabajo continua, los dias se encajan sobre el mismo fondo, el contexto y yo el mismo borron.
1 Comments:
Hola Alejandro,
me resulta aún increíble que estés en ese país tan incomprensible y que tanto me conmovió, creo que tiene un gran poder de transformación pero es un mundo aparte de Sevilla, no sé intenta absorber todo lo que puedas y dime lo que sientes, sólo puedo decir que experimento grandes deseos de volver y estar allí contigo, pero después del accidente que tuve, no lo veo posible por el momento. Date una vuelta por Roluos si puedes o Battambang. Un saludo. Jose Maria
01:03
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