tres meses de estancia en pnohm penh, con la tarea profesional de rehabilitar un edificio con cambio de uso, es la historia que ofrecemos contar de este occidental tan poco preparado a los hechos fantásticos, minúsculos y serenos que están por acontecer...

20 abril 2008

aurigas y caballos

El Proyecto de primavera se entrega en dos semanas y la temperatura est'a subiendo hasta l'imites tropicales. La piel se vuelve m'as fina y uno se vuelve m'as sensible a todo: a la irritaci'on y la alegr'ia, al sue;o y el insomnio, a la risa y el rencor, al cansancio y la exaltaci'on. Los noventa potros, caballos (y alg'un meara) del Master exhalamos el agotamiento (festivo o celebrativo, pero agotamiento) de estos 'ultimos once meses. El ambiente se est'a haciendo extremadamente no s'e qu'e. Algo va a estar a punto de explotar y no explotar'a.

Sujetado a estos potros corremos por un auriga que est'a tan agotado como nosotros. Los teachers de Studio (esos aurigas) luchan entre vitores para conseguir su liberacion. Entre vitores y conferencias sudan la presi'on, la destreza. Nos gui'an con todas sus fuerzas; con decisi'on y cuidado latigan a quienes cuidan y aman para extraer toda nuestra potencia. Luego tienen que saber soportar y sostenerla. Los potros hablan de la habilidad del auriga y el auriga habla de la nobleza de sus potros. Nuestro proyecto es su Proyecto y nadie va a perder la carrera. Sobre todo para los aurigas. No vamos a perder la carrera, nadie vamos a perder la carrera.

Cada v'ez el ambiente se hace m'as exc'entrico, y cada vez salimos m'as a downtown: alli la presi'on invisible se disipa. La gente est'a nerviosa, hay mucha prisa. Es raro y es esperado: si un profesor no obtiene buenos proyectos se va, as'i que cada mil'imetro de nuestro aliento est'a contado.

El aliento colectivo de noventa corazones a toda maquina hace lagrimear los ojos. Nos hipnotiza en un gesto de esfuerzo que no es comprensible fuera, bajo el color verde del Campus de camisetas de "COLUMBIA", pies descalzos y bolas de baseball en la mano de chicos que se podr'ian llamar Tomy Hilfiger.

El sonido de esta aceleraci'on nos hace opacos y salvajes, retuerce la tensi'on hasta crear una musculaci'on sudorosa.

Invisibles gestos nos mantienen atados a las bridas, en un final apote'osico y febril,