tres meses de estancia en pnohm penh, con la tarea profesional de rehabilitar un edificio con cambio de uso, es la historia que ofrecemos contar de este occidental tan poco preparado a los hechos fantásticos, minúsculos y serenos que están por acontecer...

21 enero 2010

contra las hélices - despacio

Las alas de helicóptero pasaron a ser de molino, y los coctails pasaron a agua, en vasos normales, de cristal. A la ciudad de las diferencias, donde la excitación es la ley - la diferencia es normal - solicité, durante breves momentos, un asueto de plaza de toros en el cual respiré pesadamente, ví pasar las palomas, apoyé mis manos contra la balaustrada de piedra y, de nuevo, respiré.

No hay ciudad que se resista y no hay viajero sin mochila, y aunque pese poco la mochila mira hacia atrás. En la parábola de los tres hermanos, maese Rodriguez, Silvio, contaba bien lo que no puede ser de otra manera: quien mira lo cercano y lo lejano no puede ver bien. La miopía es, al final, una de las mejores formas que encontramos de envejecer la mirada.

No hay viajero sin mochila y no hay expedición sin aventura. Cuanto más cercanas las hélices, más importantes son otras cosas, aferrarse a la balaustrada de piedra, tomarse el tiempo de ver bater el aire, de ronronear el zumbido, de tomarse una pausa. Las rimas tienen tanto de razón, y vestirse despacio parece lo más apropiado, sí, ahora precisamente ahora que la prisa está a las puertas.