olvido y felicidad

Un momento, antes de pasar a otro nuevo ciclo,
gracias por los mensajes escritos; en efecto, esto no tiene nada que ver con aquello: siento pena de no estar con vosotros; la parte de la que me alegro es la del consumo. Durante estas semanas me imagino el maltrato espoleado por la tele, las nancys y cualquier deseo que sea vendible. Os podeis imaginar que aqui nada de eso sucede, absolutamente nada de eso. El 25 por la noche cenamos en mi casa un grupo de amigos y hoy parece que el plan es una fiesta en la embajada cubana (receptora del ultimo calor latino). La navidad aqui es como una herencia en el exilio.
Pero nada sucede que sea anormal, nada incluso en la vida corriente. Los que llevan aqui cierto tiempo hablan de etapas. La primera, en la que todo es llamativo y uno quiere conocer continuamente gente. Aun estando en ella, comienzo a notar el efecto sedante del habito: Hace por ejemplo un mes y medio que desayuno arroz con ternera, tortilla, pimienta roja y te caliente. En un bar khmer, con el jefe sin camisa etc. Empiezo a identificarme con ese hecho, asi que me resulta dificil verlo llamativo. Lo llamativo se da en el deshabito. Es un tipo de sensacion de deshabito. Claro que dentro del habito se puede buscar cierta singularidad, cierta reverberacion. Pero es otro tipo de proceso, que no se como se llama. Y que es muy diferente.
Asi que me sumerjo en lo habitual, y a menudo hablamos de que perdemos la referencia de que es lo normal (no se preocupen, no llegamos aun a hacer burradas). Uno pierde por ejemplo la violencia en la emocion cuando uno ve a gente extremadamente pobre: me he habituado a verlo, no es algo anomalo. La reflexion por contra se mantiene. Lo exotico existe potencialmente en cualquier lugar: llamad a un noruego y decidle que vaya a ver a los moros del top manta, puede que llegue a conmoverse. O que vaya a ver a los gorrillas de Sevilla, que para nosotros son la sal del sur.
Potencialmente en cualquier lugar existe lo exotico, y su contrario es lo habitual.
Aparte de este comentario que parece adormecer mi estancia aqui, muchas cosas suceden. La obra que continua, yo que me acoplo al ritmo de trabajo y al frances, las clases de khmer que van cada vez mejor, cafes y paseos, momentos, lapsos y ritmos, un mundo en fin de pequenias cosas , muchas, insingularizables, que me golpean cuando paso, sin maldad ni dolor pero imprimiendo su cara. Es decir, que esta lloviendo.
Con mis mejores deseos para este proximo anio,